Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: 

- A alegrarse sin motivo.

- A estar siempre ocupado con algo.

- A saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea.

Y a lo mejor todavía no es demasiado tarde.

Los días pasan lentos, uno tras otro, sin que sean diferente. Esos días extraños de los que uno no se acuerda ni de la fecha. Cuando por un instante te das cuenta de que no estás viviendo. Estás sobreviviendo.
Y a lo mejor todavía no es demasiado tarde.

Es fácil encontrarse en una gran ciudad... Es mejor cambiar tu vida de forma radical.
Nuevas realidades, personas nuevas y, sobre todo, ningún recuerdo.

Yo creo que lo que te pasa es que te acojona que haya alguien ahí fuera dispuesto a ayudarte, a quererte. Sí, te da miedo que de repente descubran que en realidad eres alguien a quien no merece la pena querer.